Llevo ausente mucho tiempo, demasiado tiempo.
Mi vida ha sido interrumpida al igual que las vidas de millones de los ucranianos.
Sí, soy ucraniana y con mucho orgullo.
Ahora, más que nunca me identifico como tal.
La guerra cambia todo y a todos. Te muestra como eres y quién eres de verdad.
Te hace pensar en cosas en las que nunca habías pensado antes.
Yo nunca he sido una persona ignorante y siempre he sido consiente del mundo en el que vivimos y en la cantidad de guerras que hay en el planeta.
Siendo hija de un militar y habiendo cogido auténtica fóbia a todo lo relacionado con los militares, sin embargo, he desarrollado sierta obsesión por el tema, y desde pequeña leia libros, artículos, veías peliculas, reportajes, documentales que hablaban de conflictos militares, pasados y modernos. Por no decir, que que soy fanática de libros de historia y de historia en sí, como la ciencia.
Me manifestaba siempre cuando podía a favor del más débil. Tengo un sentido de injusticia muy desarrollado y de echo muchas veces he pagado «el pato» por ello, pero ahora, esto no viene a cuento.
Sí, no era ignorante y como una persona bastante empática me han dolido las injusticias de los tiempos antaños y presentes. Pero nada es comparable con lo que siento ahora.
Cuando la guerra te toca de cerca, cuando entra en tu hogar, lo ensucia y lo destroza. Cundo escuchas todas las mentiras que se viertan sobre tu modo de vivir, sobre tu propia historia y la historia de tu nación, tu mente, primero se bloquea, después se resetea y tu corazón, primero llora, después endurece.
Cuando ves lo que hacen con tu gente, con tus familiares, amigos, con los niños, mujeres de tu país, sientes como nace odio en tu alma. Y duele, duele mucho reconocer esto, pero es la verdad, porqué mientras, nos matan, es dificíl luchar con este odio recién nacido en tu interior.
Los primeros días fueron duros, las lágrimas salían de mis ojos a modo de «grifo abierto» imposible de cerrar, el dolor físico en el pecho constante y noches sin dormir. Y simplimente costaba respirar.
La batería de telefono se descargaba cada dos por tres por no aguantar horas y horas de conversaciones …
La lista de contactos de los familiares y amigos de la infancia era interminable y de cada uno necesitaba tener noticias.
Estar lejos de mi tierra no ayudaba. Curioso, pero precisamente en estos días más que nunca, quería estar en Ucrania. Ahora sé que muchos de mis compatriotas han sentido esta «llamada», ese deseo de estar presentes en estos momentos allí, de pisar la tierra ucraniana. Tener niños pequeños y el sentido común me ha parado, a mí y a mis amigos. Comprendimos que somos mucho más útiles aquí.
Ahora estamos organizados, tranquilos y seguros de nuestra victoria. Ahora yo y mis amigos que vivimos aquí sabemos qué hacer y cómo ayudar. De hecho, lo hacemos, pero de esto a lo mejor escribiré más tarde. Casi nueve meses de esta lucha incesable dan para mucho que contar.
La única cosa que no hacía,era escribir. Bueno, escribía, claro, pero eran otro tipo de textos, discursos para las manifestaciones y post de guerra en redes sociales… nada más.
No era capaz de escribir ficción. ¿Será porque es el momento cuando la realidad supera la ficción y la mente se bloquea? No sé…
Pero, sin embargo, últimamente tengo ganas de volver a escribir.
Siento necesidad de contar sobre mi país, sobre Ucrania y su gente para acercarnos más a los europeos, a los españoles, a los que eternamente estaré agradecida por la ayuda y el apoyo.
Veo que hay muchas personas que no nos conocen.
Necesito poner mi grano de arena en esta guerra no solo con el voluntariado, sino también con la guerra de información que existe. Este es mi frente también y como ucraniana que soy me siento con obligación de contar de primera mano sobre mi propia experiencia y sobre la historia de mi país.
Así que, comienzo un capitulo nuevo en mi blog.
UCRANIA, la tierra que me vio crecer.
Muy difícil Natalia, ayudar desde Argentina a este desastre bélico, con un grado de locura que solo da el poder desmedido. No te quepa dudas que aún sin ayuda, estoy a vuestro lado.
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